miércoles, 23 de febrero de 2011

Los juegos del destino

Bueno, pues la verdad soy un poco chapada a la antigua, como suele decirse. Siempre te dicen que cuando te gusta alguien, hoy en pleno siglo XXI, con tantos logros y avances para las mujeres, no esperes a que sea el hombre el que dé el primer paso. 
Yo pienso diferente, la verdad es que soy un poco ingenua y, está bien, confieso que me gusta un compañero de la universidad. Más de uno va a pensar que soy una tonta cuando diga que con este hombre cursé solo una materia y que cada vez que lo veía me temblaban las piernas y no pude llegar más allá de un saludo (que él siempre respondía de buen gusto y con una sonrisa). Ahora, después de un año, esta mañana volví a verlo. 
Sigue siendo el mismo bombón hermoso de siempre y todavía me recuerda, me dedicó la misma sonrisa de las veces anteriores. 
Cuando me acerqué para decirle algo, alcancé a preguntarle si él yo habíamos cursado una materia juntos (una pregunta con trampa, porque yo lo recordaba perfectamente). Entonces él se dio vuelta, me miró detenidamente y pensó un momento antes de decir que "no se acordaba, pero que seguro cursamos algo juntos". 
Ahora estoy embobada, pensando si el destino existe realmente y si volví a verlo por algo en especial. Quizás signifique algo, quizás tenga sentido que lo haya visto justamente hoy en el nuevo edificio de mi facultad y que hoy fuera el primer día del año que regresé a rendir un examen.
No sé, pero el verdadero motivo de esta entrada es para dejar clara mi postura. Soy bastante tímida y jamás me atrevería a dar el primer paso, nunca podría hacer algo como pedirle el teléfono o el E-mail; no sé, pero si él lo hiciera yo se lo daría, aunque también pienso que él no es un tonto y tuvo varias oportunidades para dar el tan ansiado paso. ¿verdad?
Por una vez en la vida y después de tanto tiempo de dudar, sólo me gustaría creer que el destino existe...

Quizás la culpa sea de las novelas románticas que tanto me gustan... 

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